Aunque
seguimos esperando mucha más, ya ha caído una buena nevada por el Pirineo, así
que presto y dispuesto, me animo a disfrutar de la nieve recién caída. Este fin
de semana, se han acercado por el valle de Tena algunos amigos del club As
Cimas, y para el sábado, nos hemos decidido a hacer el pico de Espelunciecha
oriental, ascendiendo desde el parking de Anayet, en las pistas de esquí de
Formigal. Se trata de una excursión sencilla que no está mal para aquellos que
no lleven mucho tiempo en esto del esquí, y para los expertos, que demonios, el
caso es disfrutar del monte, sea más o menos fácil la actividad.
Con
los esquís (y algunos con raquetas) en los pies y las mochilas a la espalda,
iniciamos la ruta caminando por los bordes de las pistas de Formigal, en
dirección a la cabaña de la Glera. No obstante nuestras ganas de probar la
nieve recién caída nos hacen empezar a trazar vueltas María, para negociar los
primeros ascensos entre pistas.
Esos pedazo de montañeros preparados para la aventura |
Ascendiendo por fuera de las pistas, intentando evitar la marabunta de esquiadores |
Y tras un rato de
ascenso, por fin llegamos a la cabaña de la Glera, momento en el cual dejamos
atrás las pistas de esquí y nos adentramos en montaña como es debido.
Aprovechamos unas huellas, que amablemente nos han dejado los más
madrugadores...hay que ver han dormido menos y encima se pegan la panzada para
abrir huella.
Sin duda la nieve del día
anterior ha dejado un panorama precioso. El blanco cubre las montañas,
dejándose entrever solo algunas zonas rocosas. Al adentrarte en este paisaje,
no te sientes más que una pequeña mota oscura, adentrándote en un horizonte
inmenso teñido de blanco. Aún estás subiendo, y ya piensas en cómo será surcar
esas laderas con tus esquís, deslizarte suavemente y sentir esa sensación de
libertad, que nada tiene que ver con el esquí en una pista llena de gente y
niños kamikaze cruzándose por doquier.
En fila india no sea que nos cansemos de abrir huella |
Camino a Mordor |
Sombras en la nieve |
Tras un rato
dirigiéndonos hacia el fondo del valle, giramos a mano derecha para
encaminarnos hacia el collado entre los dos Espelunciechas (occidental y
oriental). Si en vez de girar continuásemos recto, llegaríamos a los ibones de
Anayet, ruta que sin duda realizaremos durante este invierno.
Y comenzamos el ascenso final hacia el collado |
Con lo bonito que es el paisaje y lo estropeo...ya me vale |
Y tras llegar al collado,
emprendemos el ascenso final a mano derecha, por lomas relativamente suaves que
nos llevan hacia nuestro destino de hoy.
Zetas hacia la cima |
Apañándonos rápidamente en la cima para bajar, que hace fresquito |
Y aquí acaban las
imágenes, que no la actividad. Aún nos queda la bajada, pero como en esto del
esquí no soy ningún profesional, la camaruca se va para la mochila.
Momento pues de disfrutar
de la bajada, una bajada que nos deja sin duda una sonrisa en la cara, aunque
también unas cuantas rayas en las suelas de los esquís. Como ya he comentado
falta mucha nieve por caer y al no haber una buena base de nieve, siempre
acabas rozando alguna piedra, escondida bajo el manto de nieve. No obstante,
gran actividad, mejor compañía. Por muchas más como esta compañeros. Gracias
por hacer de las montañas algo mejor de lo que ya son con vuestra
compañía.
Nos vemos en la próxima
aventura.
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