Dormido un jueves por la
mañana en el sofá de casa, mis sueños se ven truncados por unos golpes en la
ventana del salón. Había quedado a las 11 con Laura, para ver si el
tiempo nos permitía hacer una esquiada por los alrededores de Panticosa. Sin
embargo, el cansancio ha podido conmigo, y ahí estoy yo una hora más tarde,
viendo adormilado como Raúl toca a mi ventana.
Me dice que van a ver si
podemos subir al Peyreguet por la arista E, si es que las predicciones
meteorológicas aciertan y el viento comienza a cesar a partir del mediodía. Así
que raudo, veloz y muy dormido, me preparo todo y en 40 minutejos de nada
estamos camino a la frontera con Francia.
Iniciamos la marcha desde
la misma frontera, ya que la bajada hacia Francia sigue cortada por la nieve caída
las semanas anteriores. Bajamos inicialmente hasta las cabañas del fondo de valle
y desde aquí cruzamos los arroyos, para comenzar el ascenso en dirección al
collado del Soum de Pombie.
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Peyreguet a la izquierda y Midí a la derecha |
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arroyos de aguas cristalinas, resquebrajan el manto blanco |
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Iniciando la subida con unas vistas inmejorables |
Durante la subida vamos
trazando surcos en forma de Z, protegidos por la ladera del viento, mientras vemos
como se forman remolinos de nieve en muchos puntos del valle. Parece ser que el
viento ha decidido quedarse de visita un rato más de lo que se esperaba.
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Continuamos ascendiendo con nuestro objetivo en el horizonte. |
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Ascendemos trazando zetas |
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Bajo cornisas de nieve, llegando al collado |
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Un día espectacular en el Pirineo |
De esta forma llegamos al
collado, donde el viento arrecia muchísimo, propulsando pequeñas virutas de
nieve contra nuestras caras y tratando de tirarnos al suelo, haciéndonos sentir
como si fuésemos débiles tiras de papel delante de un ventilador. No nos queda
otra pues que darnos la vuelta y dejar la cima para otro día. Al fin y al cabo,
la montaña se va a quedar donde está y siempre es mejor una retirada a tiempo
antes de meterte en un lío.
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Llegando al collado. La calma que precede a la tormenta. |
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El viento sopla como si fuésemos velas de una tarta que quisiera apagar |
Por delante una pala de
nieve que espera ansiosa para ser decorada con el dibujo de los surcos de
nuestros esquíes.
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Decidimos volver para bajar por la pala por la que hemos ascendido |
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Y antes de la bajada, sesión fotográfica con unas magnificas vistas |
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El día nos despide con curiosos contrastes de sol y sombra sobre la superficie de estas bellas montañas |
Un nuevo día de monte y
un nuevo de día de risas y diversión con buenos amigos.
Hasta la próxima.
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