viernes, 6 de marzo de 2015

Remolinos de viento de camino al Peyreguet

Dormido un jueves por la mañana en el sofá de casa, mis sueños se ven truncados por unos golpes en la ventana del salón. Había quedado a las 11 con Laura, para ver si el tiempo nos permitía hacer una esquiada por los alrededores de Panticosa. Sin embargo, el cansancio ha podido conmigo, y ahí estoy yo una hora más tarde, viendo adormilado como Raúl toca a mi ventana.

Me dice que van a ver si podemos subir al Peyreguet por la arista E, si es que las predicciones meteorológicas aciertan y el viento comienza a cesar a partir del mediodía. Así que raudo, veloz y muy dormido, me preparo todo y en 40 minutejos de nada estamos camino a la frontera con Francia.

Iniciamos la marcha desde la misma frontera, ya que la bajada hacia Francia sigue cortada por la nieve caída las semanas anteriores. Bajamos inicialmente hasta las cabañas del fondo de valle y desde aquí cruzamos los arroyos, para comenzar el ascenso en dirección al collado del Soum de Pombie.

Peyreguet a la izquierda y Midí a la derecha 


arroyos de aguas cristalinas, resquebrajan el manto blanco 


Iniciando la subida con unas vistas inmejorables 


Durante la subida vamos trazando surcos en forma de Z, protegidos por la ladera del viento, mientras vemos como se forman remolinos de nieve en muchos puntos del valle. Parece ser que el viento ha decidido quedarse de visita un rato más de lo que se esperaba.

Continuamos ascendiendo con nuestro objetivo en el horizonte. 


Ascendemos trazando zetas 


Bajo cornisas de nieve, llegando al collado 


Un día espectacular en el Pirineo 


De esta forma llegamos al collado, donde el viento arrecia muchísimo, propulsando pequeñas virutas de nieve contra nuestras caras y tratando de tirarnos al suelo, haciéndonos sentir como si fuésemos débiles tiras de papel delante de un ventilador. No nos queda otra pues que darnos la vuelta y dejar la cima para otro día. Al fin y al cabo, la montaña se va a quedar donde está y siempre es mejor una retirada a tiempo antes de meterte en un lío.

Llegando al collado. La calma que precede a la tormenta. 


El viento sopla  como si fuésemos velas de una tarta que quisiera apagar 


Por delante una pala de nieve que espera ansiosa para ser decorada con el dibujo de los surcos de nuestros esquíes.

Decidimos volver para bajar por la pala por la que hemos ascendido 


Y antes de la bajada, sesión fotográfica con unas magnificas vistas 

El día nos despide con curiosos contrastes de sol y sombra sobre la superficie de estas bellas montañas 



Un nuevo día de monte y un nuevo de día de risas y diversión con buenos amigos.


 Hasta la próxima. 

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