La temporada
invernal ha llegado a su fin y con el comienzo de la primavera, las pistas de
esquí se preparan para su cierre. Sin embargo, ahí sigue la montaña, majestuosa
y radiante, vestida de blanco, dando la bienvenida a todos aquellos que nos
adentramos en sus confines para evadirnos de nuestro día a día y sumirnos en un
sueño hecho realidad.
Este fin de
semana, vuelvo a contar con la grata visita de algunos compañeros del club As
cimas. En esta ocasión nos dirigimos hacia el pico Foratulas.
De nuevo y como
ya es habitual este invierno, comienzo la actividad habiendo dormido una
miseria y con un sueño descomunal. Pero la compañía y la actividad lo merecen.
Comenzamos el
ascenso desde el balneario de Panticosa y ascendemos siguiendo la ruta hacia
los ibones de Brazato. El primer tramo vamos ascendiendo poco a poco,
cruzándonos con mucha gente, que ha decidido disfrutar del magnífico día con el
que se nos ha premiado hoy. Chino chano,
vamos ascendiendo hasta que llega un punto en el que nos desviamos de la ruta
del Brazato, para girar a mano derecha y encaminarnos hacia el valle conocido
como “La nevera del Foratulas”. Desde
este punto contemplamos nuestro destino final así como todo el recorrido de
ascenso por el valle.
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Iniciamos el ascenso... |
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y avanzamos entre luces y sombras... |
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alejándonos cada vez más del balneario |
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Nos desviamos de la ruta normal... |
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y tras un rato ladeando... |
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llegamos a "La nevera del Foratulas" |
En este punto la
nieve, siempre caprichosa, cambia a nuestros pies y nos muestra su cara más amarga.
Durante nuestro ascenso, la costra superficial de la nieve se resquebraja ante
el impasible avance de nuestros esquíes, produciendo constantes crujidos. Pero
ajenos a los quejidos del blanco elemento, nuestro ritmo no cesa, hasta que
llegamos al collado entre el Foratulas central y oriental, momento en el cual
abandonamos nuestros esquíes. Desde aquí afrontamos el último tramo de
ascenso a pie, entre las rocas y las placas de hielo de la cumbre pelada por el
viento.
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Ascendemos sobre la nieve costra... |
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asistiendo a un gran espectáculo de luces y reflejos |
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Salimos del tubo por el que hemos ascendido... |
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y encaramos el ultimo tramo hacia el collado |
Y tras unas
horitas de subida, estamos en la cima. Momento pues de las obligadas fotos de
postureo, del almuerzo y de un rato de charlas y risas.
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Cima del Foratulas, con Argualas, Garmo, Arnales y compañía al fondo |
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Isa y Pablo con la Sierra Tendeñera de fondo |
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Diego de banderola en la cima |
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Ese grupazo de traveseros |
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Yo con Telera de fondo |
Finalmente nos
dirigimos de nuevo monte abajo. Nos calzamos los esquís en el collado,
conscientes de que si la nieve no ha cambiado, la bajada puede ser muy
complicada y llena de caídas. Pero el calorcito, tras unas cuantas horas de sol,
ha ablandado esa asquerosa costra que tanto miedo nos da y podemos disfrutar, de
lo que sin duda ha sido una de las mejores bajadas del invierno. Nuestras
tablas se deslizan pendiente abajo dejando tras de sí una traza sinuosa y
ondulante que delata nuestros movimientos. Llegamos al bosque y la bajada
continúa. Descendemos mientras nuestros cuerpos bailan esquivando troncos y
ramas, con la vista fija en el fondo del valle sobre el que nos abalanzamos sin
darnos cuenta.
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Bajada entre arboles |
Y a lo que nos
queremos dar cuenta ya estamos en los coches. Momento de júbilo y
agradecimiento por haber podido compartir esta actividad tan chula con gente
tan maravillosa.
Y eso es todo
por hoy. La aventura de hoy se acaba, pero ahí seguirán las montañas, para
poder disfrutar de ellas tan pronto como nos sea posible.
Un saludo a
todos y hasta la próxima aventura.