lunes, 13 de abril de 2015

Volcanes en el pirineo. Ascensión al Midi d´Ossau

Para aquellos que me pedíais ya esta crónica, siento el retraso pero no he podido prepararla antes.

Es domingo 5 de abril. Amanece un día más en el valle de Tena y los primeros destellos del sol iluminan las montañas. Con el material preparado y muchas ganas, Raul, Lorenzo y yo mismo, nos preparamos para acometer una de las ascensiones que más ganas teníamos de realizar desde hace mucho tiempo, el Midi d´Ossau.

Nos dirigimos hacia la frontera con Francia y nada más atravesarla nos vemos envueltos en una densa niebla que enfría el ambiente, pero que lejos queda de frenar nuestra determinación.

Con todo preparado, partimos y ascendemos el tramo que separa el Portalet del collado de Soum de Pombie. Nuestro avance rasga la niebla durante el primer tramo de ascenso, hasta que casi llegando al collado, el sol acaba ganándole la batalla a la densa niebla, dejando a la vista las blancas laderas por las que ascendemos. 

Caminando entre la niebla...
ascendemos con el sol tratando de abrirse paso... 

y finalmente salimos por encima de las nubes. 


Dejamos atrás las nubes 
No tardamos en alcanzar el collado, abriéndose ante nosotros el paisaje y contemplando por fin nuestra anhelada cima. Contemplamos asombrados las paredes del Midi d´Ossau que se alzan repentinamente, dando lugar a un pico de aspecto colosal y desafiante, que con sus 2884 m, nada tiene que envidiar a los tresmiles pirenaicos.  

Y llegamos al collado 
 El aspecto escarpado de esta cima pirenaica, tiene su origen en un antiguo volcán, cuyo magma se solidifico en su interior, quedando más adelante al descubierto, debido a la erosión del exterior del cono volcánico. De esta manera, no solo el aspecto sino el tipo de roca y el aislamiento de esta cima, hacen de ella uno de los sitios más espectaculares de todo el Pirineo.


El Midi aparece ante nuestros ojos 
Continuamos hasta el refugio de Pombie por un terreno sencillo y desde el refugio nos dirigimos hacia el pie de la mole rocosa. Una vez ahí dejamos los esquís en un resalte rocoso, aligerando el peso, con el fin de afrontar el ascenso, más cómodos.


Raúl quitando focas para hacer una pequeña bajada hacia el refugio de Pombie 

Los paredones del Midi vistos desde el refugio de Pombie 
Iniciamos el ascenso de las chimeneas, incrementándose de forma drástica la pendiente y perdiendo nuestros talones el contacto con la nieve. Seguimos la lengua de nieve entre chimenea y chimenea ascendiendo a un ritmo lento pero constante.


Iniciamos el ascenso hacia las chimeneas 

Raúl entre la Primera y la segunda Chimenea 

El ascenso se hace duro, pero a cada mirada a nuestro alrededor, las impresionantes vistas panorámicas que nos rodean nos llenan de fuerza para seguir subiendo.

Nubes jugando a esconderse entre las moles rocosas de los Pirineos 

Mirando lo que nos queda aún por delante 

Lorenzo asciende con Francia a la espalda cubierta de nubes 

Proseguimos nuestro ascenso

Paradita para coger algo de aire antes de continuar

y con las pilas cargadas afrontamos la ultima chimenea 
Finalmente alcanzamos el final de la tercera chimenea, marcado por una cruz metálica. Desde aquí continuamos subiendo las últimas rampas que nos separan de la cima. No obstante cuando parece que ya la tocamos con nuestras manos, nos encontramos con un collado final antes de la cima, que nos regala unas vistas privilegiadas. 


Raúl en el collado entre la ante-cima y la cima 

Y por fin, cima. El ascenso ha sido largo pero ha merecido la pena. No se describir muy bien la sensación en ese momento. Para mi, es la primera cima invernal con cierta complejidad, y la mezcla de las nuevas sensaciones en esos terrenos más abruptos y escarpados, junto con las majestuosas vistas que nos ofrece el pico me dejan sin palabras. 

Sin duda un minuto con esta sensación puede compensar el agotamiento, el sufrimiento y los obstáculos que el camino nos puede ofrecer durante horas. Esto es montañismo y/o alpinismo, buscar la felicidad y la emoción adentrándonos en la naturaleza, superando los obstáculos que esta nos pone, con el fin de disfrutar de ella. 

La única pena que al ir con el tiempo un poco justos no podemos disfrutar mucho de ese momento mágico en la cima. Así que iniciamos el descenso al cabo de pocos minutos. 

Lorenzo y Raúl en la cima 

Lorenzo y yo en la cima 

Y tras un rato disfrutando de las vistas en la parte alta, iniciamos el descenso de las chimeneas

Las vistas siguen siendo espectaculares

Unas horas después, y tras una bajada agotadora, llegamos de vuelta al coche. Ha sido un día largo pero emocionante. Sin duda, este ascenso permanecerá en mi memoria para siempre. Podrá parecer una tontería pero para mí ha sido algo especial. Por eso quiero agradecer a Raúl y a Lorenzo que me acompañasen en esta aventura. Porque sin ellos esta experiencia hubiese sido un poco peor. Porque me han animado cuando mis fuerzas fallaban, tras un par de días de mucha actividad y muy pocas horas de sueño. Por todo ello, GRACIAS COMPAÑEROS.

Espero que os haya gustado la crónica de esta actividad.

Un saludo y un fuerte abrazo para todos los que seguís mis aventuras.


Hasta la próxima. 

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