Salgo de trabajar un
jueves de madrugada y sabiendo que la siguiente noche la tengo de descanso, me
decido a ascender esquiando la Montaña del Verde y el Pico Faceras, junto a las
pistas de esquí de Panticosa.
Tras haber vuelto del
trabajo, decido descansar una horita antes de prepararme y salir de casa. Y sí,
como era de esperar me quedo dormido. El caso, que aunque tarde, me preparo
todo el material y salgo hacia el parking de Panticosa, donde me calzo los esquís
y comienzo el camino.
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Vista de Peña Telera desde el Pueyo de Jaca |
De la primera parte del
ascenso no hay mucho que contar, asciendo por las pistas de esquí sufriendo y
sudando como un fines en una sauna y viendo gente bajar, con más o menos
estilo, pero bajando. Durante mucho rato, sigo ascendiendo, dejando atrás varios
remontes y telesillas de las pistas, hasta que por fin llego a la zona de
Sabocos, donde abandono finalmente las pistas, para adentrarme en el manto
espeso de nieve virgen que cubre la montaña.
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Subo por las pistas, dándole la espalda a Peña Telera |
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Continúo mi ascenso con la vista puesta en el pico Sabocos (a la derecha) y la Montaña del verde (a la izquierda) |
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Montaña del Verde a donde me dirijo y espero llegar en un rato |
Me deslizo cuesta abajo
hasta llegar a una cabaña situada a las orillas del Ibón de Sabocos, donde paro
para disfrutar por fin de esa sensación de soledad y calma absoluta, alejado
del ajetreo de las pistas de esquí. La verdad que me entran ganas de quedarme
unos cuantos días ahí a dormir.
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Sin duda, mejor que un un hotel de 5 estrellas |
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El pico Sabocos se alza majestuoso por encima del ibón |
Desde este punto continúo
hacia el collado de Sabocos, siguiendo las huellas de aquellos que no se han
quedado dormidos como yo y que han salido a una hora decente. En el collado, disfruto
un momento de las vistas que la montaña me ofrece y prosigo mi camino trazando
zetas, para superar el último tramo que me queda por ascender.
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Pico del Verde, desde casi el collado de Sabocos |
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Surcando los últimos metros antes de llegar al collado |
Y tras unas horas y más
de mil metros ascendidos, llego a la cima, donde me encuentro a los tres
aperturistas de huella que me han hecho el camino más fácil. Comparto charla y
risas un rato con ellos hasta que comienzan su descenso y ahí me quedo yo, solo
en la cima.
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Espectacular vista de la arista norte del Peña Roya |
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Garmo, Fenias, Argualas y compañía nos observan de lejos |
Si bien es verdad que la compañía
en el monte es siempre satisfactoria y muy recomendable, hay veces en los que
se agradece disfrutar de momentos de soledad, en parajes tan magníficos como en
el que me encuentro en ese momento. Mires a donde mires, solo ves un lienzo de
roca, nieve y árboles. Un lienzo que por mucho que pinten y fotografíen, nunca será
igual de bello que en ese momento en el que te encuentras formando parte de él.
Así que ahí me quedo un rato, disfrutando del paisaje y respirando aire fresco.
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Poder contemplar esto con el silencio y la calma envolviéndote no tiene precio |
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Queda claro que no somos nada comparado con aquello que nos rodea |
Y finalmente viene la
parte más divertida de todo el día, la bajada. Ante mí se extienden lomas
cubiertas de nieve polvo que cubren el monte, ensalzando sus siluetas, como un
bonito vestido ensalza las curvas de una bella mujer. Me calzo los esquís y lo único
que puedo decir para definir esa bajada es, libertad y diversión. Mis esquís surcan
la nieve dejando una estela tras de sí, mientras me deslizo pendiente abajo,
deseando que aquello nunca termine.
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Dejamos atrás el Rincón del Verde |
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Trazando surcos sobre el blanco lienzo |
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Un desierto de dunas blancas |
Pero como toda buena
aventura, lo que empezó debe acabar de alguna manera y en mi caso, acaba con
una sensación agridulce. Por un lado he realizado una de las bajadas más
divertidas que recuerdo. Por otro lado, mis esquís han topado con un invitado
inesperado, una roca oculta bajo la nieve, que les ha dejado un desagradable
recuerdo y que me dejara unos días sin ellos.
No obstante una ruta que
repetiré más de una vez seguro.
Espero que os haya
gustado. Hasta la próxima aventura.
Un saludo.