lunes, 10 de agosto de 2015

Peña las Once. Durmiendo junto a las mágicas aguas de la Basa de la Mora

Nuevamente con retraso, pero aquí tenéis la crónica de otra gran escapada por los Pirineos aragoneses. Se trata de una bonita travesía de dos días, pasando noche en la Basa de la Mora y cruzando al completo la cresta que une la Peña las Diez con el Pico Mediodía.

Ibón de Plan o Basa de la Mora desde la Peña Mediodía
Cresta desde la Peña las Once hasta el Pico Mediodía 

Comenzamos nuestra aventura el sábado 27 de Julio en Zaragoza, donde nos juntamos unos cuantos compañeros del club As Cimas y nos repartimos en coches para dirigimos al valle de Chistau. Hacemos una parada en Saravillo, donde aprovechamos para comer y para dejar un vehículo, ya que este, será nuestro punto de retorno.  Así pues, una vez con el estómago lleno,  nos dirigimos a Plan con los otros coches y ahí empezamos la caminata.

Iniciamos el camino por una pista que sale al inicio de Plan, y por la cual continuamos durante unos minutos, hasta coger un desvío por una senda, que sale a mano izquierda. Desde este punto, el camino de subida es continuo y sin descanso, sin embargo al ser por cara norte y al cobijo del bosque, lo hacemos fresquitos y disfrutando de las vistas a nuestras espaldas. Los minutos y las horas pasan rápido mientras charramos sin parar, para desgracia de Gema, que piensa “a ver cuándo narices se callan estos petardos”.

Iniciamos el ascenso al cobijo del bosque
Llegamos al plano de la Basa de la Mora 

Finalmente, llegamos a la Basa de la Mora y lamentablemente nos la encontramos con muchísima menos agua de la que esperábamos. Una lástima ver así, uno de los sitios más bonitos del Pirineo. Pero bueno, el sitio sigue mereciendo mucho la pena, y pasar una noche en un lugar así, junto a grandes compañeros de monte y aventuras, nunca puede salir mal. Así pues, buscamos sitio para acampar, al final del ibón, y ya con las tiendas montadas, nos pegamos una buena cena, esperando que la luna y las estrellas se sumen a la fiesta.

Bonito rincón este de la Basa de la Mora, pero el agua debería llegar hasta donde se tomó esta foto 
La noche nos envuelve finalmente y confiere al lugar un toque mágico. La luz de la luna se baña en las aguas frías y gélidas del ibón, a las que proporciona un brillo intenso y unos reflejos juguetones, que no paran de deslizarse por la superficie. Las montañas que nos rodean, nos envuelven en un manto de luces y sombras. Simplemente maravilloso poder pasar una noche en un sitio así.

La Basa al anochecer 

La luna se asoma por encima de las montañas

Durmiendo a la luz de la luna 

Durmiendo a la luz de la luna 2

Destellos en el cielo 

A la mañana siguiente nos levantamos sobre las 7 y una hora después, estamos saliendo con las mochilas a nuestras espaldas hacia la Colladeta del Ibón. Tras un rato de subida, llegamos al collado y desde ahí, giramos a mano izquierda para encarar el ascenso final hacia la Peña de las diez. 

Comenzando el ascenso al collado 

Llegando al collado entre sombras y luces 

En la cima de la Peña las Diez y con Peña las Once de fondo 

Una vez alcanzada nuestra primera cima del día, continuamos por la cresta y con puntualidad militar, llegamos a la peña de las Once. ¿A qué hora?...pues si, a las 11. Al ser esta nuestra cima principal del día, realizamos un parón para hacernos unas fotos y para picar algo. 

Llegando a Peña las Once 

Macizo de la Maladeta de fondo 

En la cumbre de Peña las Once 

Tras un rato de vagueo en la cima disfrutando de las vistas, continuamos por la cresta para alcanzar un rato después la Peña de las Doce, donde algunos del grupo deciden quedarse a esperar, mientras Marci, Guille y yo continuamos hasta el Pico de las Doce.

Cresteando a Peña Mediodía 

La naturaleza siempre sabe como adaptarse 

Peña las Once de fondo 

Cima de Peña Mediodía 

Centinelas en el horizonte 

Centinelas curiosas 

Plan, San Juan de Plan y Gistaín desde Pico Mediodía 

Y bueno ya con toda la cresta hecha, solo nos queda la bajada por un terreno pedregoso y roto, que nos frena bastante hasta llegar al ibón. Desde aquí, la bajada hasta Saravillo ya la hacemos más cómoda y a la sombra del bosque, aunque no por ello se hace corta. 

Una vez llegamos, parte del grupo se va a Plan a recoger los otros coches y a su vuelta comemos algo, antes de volver al calor de la capital aragonesa.

Gran salida, y muchas risas con este pedazo de grupo de compañeros de caminatas y buenos amigos. Muchas gracias a ellos por regalarme otro gran fin de semana de montaña y gracias a todos los que me seguís en mis aventuras.

Un saludo a todos y un fuerte abrazo.


Hasta la próxima. 


































































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